domingo, 25 de octubre de 2009

Psicología barata para mentes bipolares

Estelle tenía diciesiete años y ganas de conocer lo que era el amor de verdad. Había conocido a un par de capullos que le habían lastimado un poco el corazón, pero nunca les había dado demasiada importancia. Un día que nevaba y las estrellas habían salido antes de tiempo encontró un viejo diario roto en el trastero de su casa. En la tapa había una estrella ya casi borrada por el paso de los años. Sus dedos temblaban pero no pudo evitar la curiosidad de abrir y empezar a leer.

"(...) es esa sensación de que todo gira entorno a algo
que nunca habías creído posible. Y no me creo
capaz de mirarle a la cara y no sonreír como una tonta".
Estelle sonrió de una manera muy infantil y empezó a creer en los amores de verdad. Los había soñado miles de veces pero nunca había besado a un chico. Aunque tampoco tenía mucho interés porque estaba muy ocupada en el grupo de matemáticas avanzadas. Estelle era una soñadora innata y tocaba el piano.
Estelle se dio cuenta de que nunca encontraría a nadie que la quisiera tanto como ella. Porque, razonó, el amor que le doy yo a alguien es inversamente propocional a las ganas de él de verme, que elevado a equis da todas las palabras que él nunca me dirá y multiplicado por 6 da todo lo que yo me callaré. El resultado final, será, por supuesto, un corazón roto y unos decimales que ya nadie recordará...

jueves, 15 de octubre de 2009

Cinco maneras de decir 'te quiero' sin que duela.

Hoy voy a contarte quince secretos que no sabías pero que vas a saber a partir de ahora. Te lo juro.

1. Tus ojos me recuerdan a cómo era yo antes de empezar con todo esto.

Un helado para que no duela tanto.
2. Puedo saber lo que estás pensando sin que me lo digas. Y tengo al intuición de que pasa lo mismo en dirección contraria.
Rózame las ganas de verte.
3. Me gustaría decirte que todo es tan sencillo como lo era hace unos años, pero no puedo.
Nunca voy a creerme que has inventado una sonrisa.
4. Puedo estar callada durante horas y ser feliz de la misma manera que lo sería hablando hasta cansarme.
También me gustaría pensar que es para siempre.
5. Sueño constantemente con tu sonrisa ahogada en una carícia.
¿Te acuerdas cuando me prometiste el mundo?
6. Estaría bien saber que por una jodida vez hablas de verdad. Me gustaría creerte y saber que ésta vez no voy a caerme.
Me pareció un amor de verdad. Uno sincero.
7. Tengo unas tremendas ganas de irme en tren a alguna parte de Europa. No me importa dónde. Puedes decidir tu, si quieres.
Y de vez en cuando la melodía de tus manos.
8. Siempre que estuve delante de ti me puse a temblar. Quiero que sepas que si lo hice, cariño, fue porque necesitaba hacerlo. Sería demasiado obvio hacer cualquier otra cosa.
Mejor olvidar todo esto y volver a empezar.
9. Si supieras todas las veces que me has roto el corazón...
Dímelo de la mejor manera posible y te creeré.
10. ... y lo has vuelto a recomponer con solo unas palabras.
Prometo llorar más y crecer menos. De verdad.
11. Es fácil hacerme sonreír si sabes cómo.
Como cuando te decía que te regalaría el mundo. Y tú solo dijiste 'déjame quererte'.
12. Ahora he descubierto que todo es más bonito. Que tengo un montón de cosas por las que sonreír. Y no voy a desaprovechar ni una sola oportunidad más. Sí. Tu te lo pierdes.
Todas y cada una de las veces que te quise de mentira.
13. No habría mejor regalo que una tormenta para mi cumpleaños. Y frío. Mucho frío (tal vez si te acuerdas, un abrazo...)
Y todas y cada una de las veces en que lo hice de verdad.
14. Es divertido conocer personas aunque estén en la otra parte del país. Es más, diría que es necesario. Un poco. Solo un poco...
Susurráme todo lo que nos prometimos un día de lluvia.
15. Creo que tengo un infarto y que es por ti. Haces que me lata más fuerte el corazón.
Tú me dijiste 'te lo prometo' y yo te creí.
Vas a decirme que me quieres pero que sólo quieres ser mi amigo, que me quieres pero que esto no puede funcionar. Vas a decirme que me quieres pero que es demasiado temprano, que me quieres pero que todo está en nuestra contra. Vas a decirme que me quieres de verdad (y este es, quizás, uno de los que más duela...).
Qué fácil es sonreír cuando (casi) todo va bien ;)

jueves, 1 de octubre de 2009

Entonces cállame

El día se hizo un poco noche y el mundo pareció detenerse en frente de tus ojos.

Mis labios no consiguieron pronunciar una palabra sensata en al menos siete vueltas al reloj. Tú, callado, intentabas esconderte, hacerte parte de la calle. Duele saber que la estás cagando y que no puedes hacer nada. Duele saber que el amor se escapó entre mis dedos al mismo tiempo que lo hacías tu también.

Susurré varias veces intentando no parecer yo, pero la honestidad de mis gestos te hizo entender todo lo que te quise decir incluso antes de que saliera de mi boca. Como una melodía el viernes por la noche.

El momento se hizo eterno pero fugaz al mismo tiempo.

Qué irónico.

No te dije nada pero sin embargo te lo dije todo. Es lo malo de ser como soy. Demasiado previsible. Me juré odiarte, no volver a hablarte nunca más, a olvidarme de que existías. Me lo prometí a mi misma como los niños que prometen portarse bien. Pero esa promesa se rompió tan rápido como el abismo entre tus manos y mi felicidad.

Intenté entender que si era eso lo que tú querías yo lo aceptaría y me callaría. Me lo dije una y mil veces pero la situación se volvió amarga y temblé tanto que me pareció convertirme en último otoño que pasamos juntos.

Nunca olvidaré la cara que pusiste cuando te dije lo que tanto temíamos pero queríamos también. O de cómo el cielo se hizo oscuro con un pequeño trozo de corazón.

Ese día no entendí nada y el mundo se volvió loco. El Sol era una bombilla cerca de mi piel, que me quemaba las ganas de pensar en todo lo que había sucedido. El suelo parecía una cinta de aeropuerto porque, aunque estábamos al lado, yo parecía alejarme cada vez más. Y pensé en que el mar era más sabio que nosotros juntos.

Todas las cosas seguían su curso irremediablemente, nadie podía pararlo. Sería como intentar creer que la Luna no ha sido inventada para ti.

Creo que, a día de hoy, todavía no he entendido del todo porqué te estuve diciendo a gritos que te quería cuando tu parecías no escucharme. Y porqué precisamente hoy me acuerdo de todo eso. Será porque en el fondo, muy en el fondo, nunca he dejado de esperarte.