(♥)
Entonces él, nervioso por esa frase, se giró hacia ella. Nada podía ser más perfecto.
- Díme.
- Verás... yo, bueno, ya sabes... creo que tendríamos que hablar.
- Ah... ¿de qué?
- No te hagas el tonto.
Se hizo un poco más de noche.
- Te quiero.
Él se paralizó, y ella bajó la mirada.
- ¿C? ¿Có? ¿Cómo dices? -dijo entre tartamudeos.
- Que sí... que te quiero.
- No. Tú no me quieres a mi.
Ella entristeció y sus manos se juntaron.
- Claro que te quiero a ti. ¿Qué necesidad tendría de decirtélo si no fuera cierto?
- Cállate.
Ella no entendió nada, por supuesto. Y le odió por eso.. había esperado meses y meses buscando el momento oportuno, la oportunidad exacta para decírselo.. y ahora que se lo había dicho.. todo era más complicado todavía.
- ¿Eh?
- Que no quiero oírlo. No quiero. ¡Claro que no quiero! ¿Cómo se te ocurre decirme esto? -la miró y siguió hablando con el mismo frío- Has estado tanto, tanto tiempo hablándome de ese tío, Gerardo, Alberto o como quiera que se llamara y ahora me vienes con esto.. ¿qué se supone que te tengo que decir? ¿Eh? Dímelo. ¡Dímelo porque NO LO ENTIENDO!
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué me hablas así?
- Que no sé como se te ocurre decirme esto. Ya sabes que he sido tu compañero; para lo bueno y también para lo malo, he estado contigo siempre y he creído en ti incluso cuando tú no lo has hecho. Y ahora me vienes con esto.. hay que joderse. HAY QUE JO-DER-SE.
- ¿Estás bien?
- Sí, claro que estoy bien. Estoy mejor que nunca. Estoy andando por el cielo porque por fin, por fin después de 1 año, 4 meses, 28 días, 3 horas y -miró su reloj- 29 minutos me has dicho lo que tanto deseaba oír desde el día en que te vi por primera vez.
(Entonces me recordé a mi misma que hay veces en que las cosas SÍ salen bien, en que SÍ son como en los cuentos. Aunque sé que éste es solo un relato de mi imaginación no desconfío en que algún día todos vamos a ser queridos por alguien así. Y entonces, ese día, todos seremos muy felices. Todos nos vamos a querer mucho, mucho más, ¡claro que si!. Porque existirá un día en que el amor sea nuestro pan de cada día y ese preciso día no va haber nadie triste.)
Para abrazarte siempre.
Para que confíes en mi.
Para secarte las lágrimas.
Y ser parte de ti.